La planta curadora de la antigüedad – Aloe vera

Egipto

Los primeros registros acerca de la savia nutritiva de Aloe Vera se realizaron hace casi 6000 años en Egipto. Se consideraba una planta cuya “sangre” proporcionaba belleza, salud e inmortalidad. Tanto Cleópatra como Nefertiti apreciaban el jugo benefactor y lo utilizaban en sus cuidados diarios de belleza. El uso de Aloe era considerado como el afán por la belleza corporal. Los cadáveres se embalsamaban con Aloe – por su efecto bactericida y fungicida. Se creía que al impedir la descomposición del cuerpo se alcanzaría la vida eterna – tanto corporal como espiritual. La planta de Aloe se tenía por “la planta de la inmortalidad. En el “Papiro Eber” (1550 a.C.) se mencionan sus efectos anti-inflamatorios y analgésicos.

Mesopotamia

En las tablas de barro de Nippur (2200 a.C.) ya se hizo mención escrita de Aloe. Sus propiedades para limpiar el tracto intestinal eran conocidas. Tal y como se comprendían las cosas en aquellos tiempos, las enfermedades eran interpretadas siempre como una señal de la penetración del diablo en el cuerpo. Solo una planta divina podía ahuyentar los demonios. O sea, ALOE era considerada una planta divina.

Alejandro Magno

En los países asiáticos, la planta de Aloe ya constituía una parte integrante de los tratamientos médicos. Alejandro Magno (356 – 323 a.C.) mandaba curar las heridas de sus guerreros con el jugo de Aloe y disponía que se plantara en los carros de combate para tener siempre suministros frescos durante sus campañas. Dicen que Aristóteles convenció a Alejandro Magno para conquistar la isla Socotra con el fin de hacerse con las plantaciones de Aloe – de este modo se disponía de suficiente material para cuidar de los guerreros heridos.

Dioscórides

También los romanos aprovecharon la experiencia de egipcios y griegos con los efectos beneficiosos de la planta de Aloe. Durante el reinado del emperador Nerón, en torno a 50 d.C., vivió el médico naturalista Dioscórides, que viajaba por todo Oriente. Este médico escribió un tratado de farmacología en varios tomos, incluyendo muchas recetas para el tratamiento de cientos de enfermedades. En los amplios capítulos sobre el efecto positivo de las plantas, describe la planta de Aloe como una de sus plantas preferidas. Él recomendaba el jugo de aloe para el tratamiento de heridas, en caso de molestias estomacales e intestinales, para inflamaciones de las encías, dolores articulares, prurito, insolación, acné, alopecia, etc.

La medicina china

Ya en tiempos de los viajes de Marco Polo, la cultura china conocía los beneficios de Aloe en los tratamientos médicos. En el libro de curaciones Shi-Shen es descrita como “Medio de la Armonía” – un valor central de la vida en el Reino del Medio. Una valoración similar se hizo en Japón: era venerada como “la planta real”, se comía y se bebía su jugo; los Samurai la utilizaban como ungüento.

Colón

Con Aloe Vera se descubrieron nuevos mundos: Cristóbal Colón llevaba en sus barcos macetas con plantas de Aloe para curar con su jugo las heridas de sus tripulantes.

En el siglo 16 los monjes jesuitas españoles – hasta hoy famosos por ser los más entendidos en plantas y sus efectos curativos – coleccionaban la planta silvestre de Aloe y la propagación en lugares donde aún era desconocida. Los indios mayas dieron nombre al jugo de esta planta del desierto: “Fuente de Juventud”. 

Amargo Sueco

También es conocido el elixir de la vida del médico sueco Dr. Yernes, quien murió a los 104 años tras un accidente de equitación. La receta del elixir fue durante siglos un secreto de familia. Este elixir sueco que hoy se conoce por el nombre de “hierbas suecas”  tiene más o menos la misma composición que entonces, a saber: una onza de Aloe Socotra, una porción a partes iguales de Zedoaria, raíz de genencia y el mejor azafrán, una porción de raíz de ruibarbo, una porción del hongo Laricifomes officinalis, una porción de melaza veneciana, mezclar todo con una pinta de buen brandy y dejar reposar durante diez días y finalmente se filtra. El médico sueco aseguró “todos los días de 7 a 8 gotas mezclados con vino, té o caldo, y usted vivirá muchos años sin necesidad de sangrados o de médicos. Lo maravilloso es que vale para todo”.

Sánscrito

En sánscrito Aloe lleva el nombre de Ghrita-Kumari. Kumari significa en sánscrito “niña”. Se creía que esta planta daba a las mujeres la energía de la juventud y que tenía un efecto regenerador de la naturaleza femenina. En la medicina ayurvédica de la India se encuentran diversas posibilidades de aplicar Aloe Vera, por ejemplo como medio rejuvenecedor, contra las molestias menstruales y para estabilizar la circulación. En ayurveda se la considera como la planta del equilibrio entre Pitta, Kapha y Vata – como una de las escasas plantas.

Hildegard von Bingen

Entorno al año 1100, o sea, en la Alta Edad Media, la monja benedictina Hildegard von Bingen describe Aloe como remedio para la ictericia, enfermedades estomacales y migraña, contra caries y úlceras supurantes.

La medicina Antroposofía

Según Rudolf Steiner, en la planta de Aloe (planta del elemento acuático) se libra una lucha entre la luna y el sol – siendo su característica principal la tensión entre lo eterice y lo astral. Lo especial de Aloe es su capacidad de organizar el agua, preservar lo vivo y multiplicarlo (numerosos esquejes), a pesar de unas circunstancias adversas como calor, viento, sequedad. Gracias a su dura piel externa y su complejo sistema de venas interiores, la planta Aloe consigue de forma magistral proteger su sustancia acuosa de la evaporación y mantenerse así viva.

Kneipp

Kneipp fue un gran admirador de Aloe Vera y la prescribía con frecuencia – como planta y en forma de polvo. Apreciaba especialmente su efectividad como remedio para la desintoxicación y purificación del tracto gastrointestinal – especialmente en combinación con las famosas curas de Kneipp, el intestino y el sistema inmunológico – asociado con el intestino – jugaba un papel importante. También comprobó la efectividad de Aloe en problemas oculares – tanto de tipo inflamatorio como degenerativo.  A menudo empleó Aloe con éxito en estos casos.

Los indios

Durante el siglo 16, las tribus indias americanas se familiarizaron con la planta medicinal Aloe. Era para ellos una de las 16 plantas sagradas, que se veneraban como si fuesen dioses. Diluían el jugo de Aloe con agua y se untaban todo el cuerpo con esta sencilla mezcla para proteger sus cuerpos durante las duras marchas en terreno pantanoso Esta propiedad repelente de insectos de Aloe fue utilizada también por los indios para proteger los materiales vulnerables a los ataques de los insectos, como la madera. De este modo permanecía durante muchos años sin daños.